“Desde la perspectiva de la enseñanza, se asume que en el proceso de desarrollo y aprendizaje del niño, la escritura es a la vez un sistema de representación y un sistema de notación”.
Así, Magda Soares (2017) replantea la noción del sistema de escritura refiriéndose a cómo se representa el lenguaje a través de símbolos, como letras y grafías. No se trata sólo de un conjunto de reglas y características que se aplican a la escritura alfabética y ortográfica que los niños aprenden.
Por un lado, es un sistema de representación (teniendo en cuenta conceptualizaciones de los estudios sobre alfabetización de Ferreiro y Teberosky) porque el niño en su proceso de comprensión de la lengua escrita antes de ingresar a la escuela “reconstruye” el “proceso de invención de la escritura como representación”.
Y por otro lado, para el niño el sistema de escritura es un sistema de notación porque “al comprender lo que representa la escritura (la cadena sonora del habla), también necesita aprender la notación con la que, arbitraria y convencionalmente, se representa los sonidos del habla.
Con esta conceptualización, la investigadora hace un planteo bien claro en el que ambos paradigmas constructivistas y de conciencia fonológica pueden complementarse.
En las escuelas, existe una heterogeneidad de saberes docentes que están reflejando ser partidarios de un enfoque o de otro. Ambos conviven en cuánto a las prácticas y significados que se hallan y desarrollan en las aulas.
No obstante, ambos saberes docentes están ligados a un interés común, que “los niños se apropien del sistema alfabético de escritura”.
A esto se dedica, mayor tiempo y atención, y es el propósito principal de los saberes que producen. Este interés es clave en las relaciones de los docentes con propuestas nuevas de las políticas reinantes y con algunas que se creen tradicionales.
Podemos anticiparnos a pensar que los maestros comparten con las nuevas propuestas la importancia de que los niños se apropien de los diversos usos sociales de la escritura y, sin embargo, rechazar que la lectura y producción de textos baste para que aprendan el sistema. En este sentido, recuperan los saberes de la tradición, articulándolos a las proposiciones de las Nuevas Propuestas que consideran útiles y pertinentes según progresan los niños en el aprendizaje del sistema alfabético de la escritura.
Por lo tanto, considero indispensable y fundamental que los docentes sepamos profundizar en estas conceptualizaciones, entender cuáles son los paradigmas y qué nos aportan cada uno para que de esta manera, podamos tomar lo útil, lo que realmente es valioso para el grupo de estudiantes que tenemos a cargo, sin perder de vista sus realidades en un lugar determinado que les da la oportunidad desde la escuela de aprender a leer y escribir para desenvolverse en la sociedad.
