Flavia Sarquis se refirió al tema y dijo que “no hay un liderazgo único, hay infinitas formas de liderazgo”. A su vez destacó que “el mejor liderazgo es aquel que se conecta con aquellos compromisos que tengo como ser humano”.
“Me sigue preocupando y llamando la atención el agobio de los equipos de conducción. El cansancio. Y esto de la búsqueda permanente del liderazgo adecuado”, declaró la coach. Es en este sentido que aseguró que las formas de liderazgo son infinitas, “y lo primero que tenemos que hacer es corrernos de la idea de que hay un tipo de liderazgo que a mí me conviene más o menos”. En otras palabras, el mejor liderazgo es aquel que se conecta, resuena y se vincula con los compromisos profesionales de cada uno.
Encontrar la mejor forma de liderazgo
La especialista enfatizó la importancia de encontrar quién es uno en la propia organización escolar como forma de encontrar la mejor forma de liderazgo. “Cuando yo encuentro quién soy dentro de la organización escolar, quién soy conduciendo la institución que me corresponde. Liderando el equipo que tengo. Qué es lo que yo quiero. Cuáles son mis verdaderos compromisos. Cuál es la visión que tengo sobre la organización, qué me gustaría, qué quisiera, qué creo que yo podría. Partiendo de ahí voy a encontrar el líder que quiero ser. Y al menos podré distinguir con claridad quién estoy siendo como líder”.
“Damos por supuestas acciones que no son las únicas que necesitamos llevar adelante dentro de la organización”, declaró la entrevistada. Es por este motivo, que es importante correrse de los estereotipos que uno considera necesarios para la gestión educativa. “Es por eso el agobio. Porque por ahí yo destino mucho tiempo a algunos aspectos que destinaba hace muchos años atrás. Sobre todo, los directivos de muchos años de antigüedad. Que tienen mucha experticia y que recurren a repetir modos de accionar, de resolver, de atender situaciones de conflicto en los que se sentían cómodos oportunamente, pero que empiezan a sentir que no dan respuesta”.
Sarquís recomendó tener una mejor gestión y organización del tiempo de los que ejercen el liderazgo. “Llegamos a la escuela, son 15 minutos. Veinte minutos, mínimamente para pensar en lo que quiero que hoy suceda, más allá de lo que la escuela me traiga. No llegar a la escuela esperando con qué me voy a encontrar. Sino yo gestionando y yo empoderándome de lo que quiero que suceda en la escuela”. Si la forma de la agenda organizada para el personal de conducción no incluye a la misma persona que la organizó, no es funcional a la organización, a la persona y al equipo.
Cuatro aspectos centrales
“Mínimamente, deberíamos poder detenernos a pensar 4 aspectos, 4 dimensiones que son centrales en la gestión educativa”, dijo la Coach. La comunicación, con toda su complejidad es el primero de ellos. Es necesario revisar la comunicación dentro del equipo de conducción, para asegurarse la eficiencia de esta herramienta. “El segundo punto, el poder. Revisar qué tipo de poder estamos teniendo dentro de la organización”, agregó. En este sentido, el poder se refiere tanto a la relación del directivo con el resto del equipo y la forma en la que lo ven, como también a la posibilidad de alcanzar algún objetivo.
El tipo de liderazgo ejercido es el tercer aspecto a tener en cuenta. “¿Qué liderazgo estamos ejerciendo? ¿Ese liderazgo es funcional a mí? ¿Me hace bien ser este líder o esta líder que estoy ejerciendo, me hace felíz, me trae satisfacciones? ¿Fortalece aquellas debilidades que tengo naturalmente? ¿Potencia mis talentos? Esto en mí primero, y luego hacia mi equipo”, comentó Saquís.
Y finalmente, la estructura organizacional es el último de los aspectos a tener en cuenta. “Sabemos que la institución educativa es una organización naturalmente verticalista. Todo el tiempo estamos cumpliendo indicaciones que alguien me dice, que alguien me trae. Siempre hay una direccionalidad. Pero atención con que esa verticalidad no nos condicione en el hacer”.
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