Lezcano: “Le propuse a mis alumnos transformar la angustia en arte”

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Ramiro Lezcano se dedica a compartir sus conocimientos de música en escuelas rurales del interior de Córdoba. Junto a sus alumnos desarrolló el proyecto “Canciones Urgentes para mi tierra”.

Canciones Urgentes para mi tierra es un proyecto en el que participan 24 escuelas rurales, junto a artistas invitados de todo el mundo. En el trabajo discográfico están involucrados, además 60 estudios de grabación, 35 ingenieros de sonido, 280 músicos convocados, 160 niños cantores y 46 ilustradores, editores y diseñadores. En la entrevista con Asuntos Docentes, Ramiro Lezcano contó el origen del proyecto.

Lezcano contó que, en las escuelas rurales de la región de San Marcos Sud, en Córdoba, donde él vive, no había clases de música porque no existía el cargo. Al ser él mismo músico y profesor de filosofía y psicología, se ofreció para cubrir el puesto de profesor de música ad honorem. “Me parecía algo bastante triste que los alumnos no tuvieran oportunidad de tener formación artística, con lo importante y necesario que creo que es”.

“En esas escuelas descubrimos, con mis alumnos, que había problemáticas ambientales muy próximas a nuestro ámbito y que nos preocupaban como los desmontes masivos. Como las fumigaciones con agro tóxicos”, comentó el docente. A partir de esa angustia expresada por los alumnos, se llevó adelante la idea de componer una canción con los alumnos de las seis escuelas en las que él daba clases. Esa canción la titularon “Juguemos en el campo mientras Monsanto no está”.

La llegada de artistas

Con la canción terminada, uno de los alumnos de segundo grado le pidió a Lezcano si podía pedirle a un artista que habían escuchado en una clase anterior que cantara la canción para ellos. El artista en cuestión era Pablo Milanés. Lezcano propuso hacer una pancarta para sacarse fotos con los alumnos involucrados en el proyecto y subir la foto a alguna red social relacionada al artista. “Yo no tenía ninguna expectativa de que alguien me conteste, pero quería que mis alumnos sintieran que su profe de música por lo menos lo había intentado”.

“A los diez días, yo vuelvo a mi casa con la sensación de la tarea cumplida. Pero a los diez días suena el teléfono y era Pablo Milanés que me decía que su pareja le había mostrado un mensaje que había llegado a uno de los Facebook. Y que a él le gustaba mucho la canción, que amaba Argentina, que volvía y grababa”. El entrevistado contó que de este modo sintió que su alumno le había dado una lección sobre por lo menos intentar ese tipo de cosas “y desde ese día empecé a bajarme de ese lugar que propone la docencia donde el docente enseña y el alumno aprende. Me empecé a sentar en el piso con ellos, a mirarlos a los ojos y a descubrir que tenía mucho que aprender de esas infancias.”

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