La licenciada Rosa Sureda se refirió al aumento en el acoso escolar y sostuvo que el bullying va en escalada “porque hasta este momento lo único que hemos hecho es describir el fenómeno”.
“Lo más notable es que en los países del tercer mundo más empobrecidos” es un tema con una escalada mayor que lo que se sufre en Argentina, destacó Sureda. Sin embargo, el problema sigue en escalada porque hasta ahora lo único que se ha hecho es describirlo. “Decimos hay que tener empatía. Pero, ¿cómo construís la empatía? Eso es lo que no les enseñamos. Cómo construyo la empatía”
La licenciada explicó que los docentes suelen darse cuenta quiénes son los estudiantes más “debilitados” y por lo tanto más propensos a ser víctimas de bullying. “Hay que hacer una fortificación. Cada uno de los chicos tiene que sentir que la institución está del lado de ellos para defenderlos. Antes que les pasen las cosas”, dijo.
“Hay que ayudar al docente. Porque todos los problemas sociales se suman a la tarea del docente de transmitir conocimiento. Y lamentablemente vamos a tener que transmitir conocimiento de convivencia”, aseguró la entrevistada. También dijo que “hay que salir del chicos no se peleen, no se hagan chistes, no se hagan otra cosa. No. ¿Por qué estás haciendo ese chiste a tu compañero? Vos, ¿por qué lo estás permitiendo? Esas son las dos preguntas que tenemos que hacer”.
Sureta también contó las secuelas que el bullying tiene en los adultos. “Hoy en día la neurociencia nos dice que el cerebro humano termina de desarrollarse a los 30 años. Entonces, supongamos un chico promedio que le hacen bullying en tercer grado. Le queda una marca de todo el daño hecho por los compañeros. Pero a medida que el cerebro va creciendo y va evolucionando, se va dando cuenta de la dimensión del daño que sufrió en ese momento.”
Según la licenciada, cuando esa persona “se enfrenta a los conflictos típicos de la adolescencia, y esa marca que tiene se sigue agrandando” al tomar más dimensión de aquello de lo que fue víctima. Ese estado emocional que vivió como víctima del bullying está adentro de él, “en un estado de indefensión, que se puede llegar a prolongar por el resto de su vida”.
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